Ágave, la planta de la diosa Mayáhuel


Excursión vespertina con un puñado de niños. Vamos viendo las hormigas, cogiendo almendras verdes e imaginando mordiscos de dragón en las rocas. Una fila de ágaves custodia un bancal abandonado. Sus hojas parecen de cuero, la vara que sostiene sus flores se extiende cinco metros hacia las nubes.

Ágaves en un bancal abandonado de Sant Feliu de Codines 


Dentro del Ágave, contaban los mexicas, vivía Mayáhuel, diosa de la fertilidad y lo nutricio, creadora del pulque (de donde se obtiene el mezcal y el tequila) y protectora de las mujeres parturientas... Los indios americanos le daban una importancia excepcional a esta enorme planta que puede vivir hasta 25 años y cuyo ciclo vital está ligado al de los murciélagos. En su tierra natal, el Ágave florece cuando la densidad de murciélagos es mayor, ya que son estos mamíferos voladores los encargados de polinizar sus flores.

El Ágave (Agave americana, Atzavara en catalán) es una planta vigorosa y resistente, de fácil crecimiento y, por tanto, de difícil erradicación. Los mismos que la introducimos hace quinientos años (para producir fibra para cuerdas) ahora nos rascamos la cabeza intentando quitárnosla de encima. Los ágaves son especialmente dañinos en los frágiles ecosistemas litorales, donde pueden extenderse rápidamente y desplazar a la vegetación autóctona. Pero siempre es más difícil acabar con una planta cuando tiene una diosa dentro... 

La diosa azteca Mayáhuel dentro de un Ágave y en posición de parto, en la página 9 del Códice Laud

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