Vencejos o vivir del aire


En la década de los 50 del siglo XX los técnicos de los aeropuertos europeos detectaban en sus radares unas misteriosas manchas móviles que se movían a 3000 metros de altitud durante las noches de primavera y verano. En la jerga de los técnicos aeroportuarios a aquellas misteriosas pulsiones que aparecían en sus pantallas se les denominaba "ángeles".  Entonces apareció un suizo llamado Weitnauer, inspirado por un inglés llamado Lack,  que se dedicó a volar en avioneta a 3000 metros al atardecer dispuesto a resolver el misterio de los ángeles y encontró... vencejos.

Todavía no se sabe muy bien cómo pero los vencejos comunes (Falciots, Apus apus), los que estos días vemos formar grandes bandadas en nuestras ciudades para empezar su viaje a África, duermen en el cielo. Al caer la tarde miles de estas aves suben hasta una altura donde ningún depredador les alcanzará... Y tan alto que, cuando se sumen en su sueño aéreo y caigan inconscientes como piedras al vacío, podrán rectificar a media caída y volver a subir.

Todo lo hacen en el aire los vencejos excepto la cría de sus polluelos, que realizan en grietas y agujeros de las partes más altas de nuestras edificaciones. Comen, beben y duermen sin parar de volar, flirtean y copulan en el aire, juegan y hacen cabriolas de vértigo en lo más inasible de nuestro planeta. 

Como si fueran ángeles. 


 

Comentarios

Train ha dicho que…
Muy muy muy interesante