Alfanhuí, el niño alcaraván

“El maestro miró al niño de arriba abajo con unos ojos muy serios y dijo:

- ¿Tú? Tú tienes ojos amarillos como los alcaravanes; te llamaré Alfanhuí porque éste es el nombre con el que los alcaravanes se gritan los unos a los otros. ¿Sabes de colores?”

Rafael Sánchez Ferlosio publicó en 1952 Alfanhuí, un libro breve y delicioso al que el paso del tiempo ha sentado de maravilla. La obra narra las andanzas de un niño por las ciudades, pueblos y campos castellanos en una época indefinida en la que los trigales aún se segaban a brazo y la última estirpe de bueyes yunteros era sacada a pastar a los retamales. Me gustan de este libro muchas cosas, entre otras, el conocimiento que demuestra el autor sobre los bichos y paisajes vegetales de los campos ibéricos, que describe con indudable acierto, y he disfrutado con personajes como el maestro taxidermista, el vagabundo hechicero o la abuela de Alfahuí, que incuba en su regazo los huevos de pájaros y reptiles que le llevan los zagales del pueblo de Moraleja.

Adelantándose al concepto y el boom latinoamericano del realismo mágico, Sánchez Ferlosio desgrana en Alfanhuí un relato repleto de guiños surrealistas y fantásticos que me recuerda -por el tono y la atmósfera irreal- a Merlín y familia, del gallego Álvaro Cunqueiro, otro jugoso y divertido libro que transcurre en distintos lares ibéricos, de carácter más celta y neblinoso.

Alfanhuí, en fin, se lee de una sentada pero deja un agradable regusto en el paladar que dura mucho tiempo.

Comentarios

Carlos Suárez Rodríguez ha dicho que…
Saludos EME:
Alfanhui me lo presentaron mis hijos al realizar un trabajo para el cole sobre Sánchez Ferlosio. Y me enganché tambien.
Ahora, cada vez que veo de nuevo un alcaraván en mis excursiones -tienes una en el post nº 38.Señores de Jandia del blog- ya le bautizo con el nombre del niño de Sánchez Ferlosio.
Encantado de conocerte.
CSuarez
www.canariashistoriasnaturales.blogspot.com
Emilio Martín Estudillo ha dicho que…
Saludos Carlos,
gracias por la visita, que me ha permitido descubrir y disfrutar de tus blogs macaronésicos...
Todo un honor!
Emilio