Por la Sierra de Salinas ¿territorio lincero?

Hace unos días me planté, acompañado del Sr. Molina, en la Sierra de Salinas, un enclave asombrosamente poco transitado donde siempre ha rondado el fantasma del Lince ibérico. Y digo fantasma porque durante muchos años –allá por los primeros noventa-oí en no pocas ocasiones rumores, murmuraciones y comentarios sotto voce que afirmaban que el escasísimo felino merodeaba de vez en cuando por sus umbríos barrancos. Hoy día pienso que aquellos comentarios, que yo era el primero en querer creer, estarían apoyados en testigos confundidos que afirmaban haber visto al mítico gato cerval cuando quizá lo que se les cruzó en el camino fueron otros bichos parecidos, como ginetas o gatos monteses.

Ahora bien, haya o no haya lince por esos peñascos, lo cierto es que esta sierra es una auténtica maravilla. La población de rapaces conserva una extraordinaria salud, seguramente por el aislamiento de estos montes y la proximidad de campos de cultivo (grandes productores presas potenciales); durante esta última salida pudimos observar las evoluciones de una familia de cernícalos (Falco tinnunculus) y, de otras excursiones, contamos con anotaciones de Águila perdicera, Águila real y Halcón peregrino. Se ha constatado igualmente la presencia de Búho real, Cárabo y Autillo. En cuanto a mamíferos, más difíciles de detectar, es bastante probable (no contamos con bibliografía) que no falten el Zorro, el Gato montés, la Garduña, la Gineta, la Comadreja, el Jabalí… y el resto de las especies habituales que pululan por las sierras alicantinas. Lo que no tenemos tan claro es la presencia de Arruí (Ammotragus lervia)... Según un estudio del 2003 del SECEM publicado en la revista Galemys, no se ha detectado la presencia de este bóvido en la sierra, aunque su extraordinaria expansión en los últimos años lo podría haber hecho llegar hasta estos peñascos.

En el aspecto botánico se ha de señalar que la sierra conserva una pinada de Pinus halepensis como sólo se puede ver en la provincia de Alicante en la Sierra de Maigmó; en los numerosos barrancos que la recorren crecen carrascas (Quercus ilex subsp. ballota) y quejigos (Quercus faginea), una especie esta última no muy frecuente en Alicante. En general, el matorral mediterráneo está muy bien representado y la sierra presenta algunos enclaves tan sugerentes como la cueva del Lagrimal, sólo mancillada por un exceso de señalización, muy deteriorada por la lluvia, cuya presencia en las sierras levantinas parece ser una plaga de difícil erradicación.

Foto: EME'08

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