La Sierra del Algarrobo, en peligro

Por estas fechas, mediados-finales de julio, comienza uno de los espectáculos más impresionantes de la naturaleza europea: el paso de las grandes aves migratorias a través del Estrecho de Gibraltar. Decenas de miles de cigüeñas, milanos, aguilillas calzadas, halcones abejeros, águilas culebreras, gavilanes y otras especies provinentes de todos los rincones de Europa se dan cita en el extremo más meridional de la provincia de Cádiz para dar el salto al continente africano. En los últimos años, este viaje de la fauna alada es seguido con admiración y detenimiento por un número cada vez más grande de ornitólogos y aficionados a la observación de la naturaleza que, como las aves, llega hasta las localidades de Tarifa y Algeciras a partir del veinte de julio.

Imaginad un bando de unas mil quinientas cigüeñas girando en grandes círculos sobre vuestras cabezas, a veces tan cerca que oyes el susurro de las alas batiendo el aire. La mañana está despejada y el viento es favorable, así que el bando toma algo de altura y, como si se deslizarán por un tobogán, lo ves dirigirse hacia el perfil majestuoso del Yébel Musa, en territorio marroquí, volando sobre el brazo de mar geoestratégicamente más importante de Europa occidental. Pero quizás el verano está ya más avanzado y el cielo se ha encapotado por la inminencia del temporal, puede que lo que observemos entonces sean grupos de halcones abejeros pasando ininterrumpidamente entre jirones de nubes, con un batir de alas poderoso y decidido, con su brújula interna -o lo que quiera que utilicen las aves para orientarse- marcando el rumbo a África como ha venido haciendo desde hace milenios. El año pasado, sólo durante la época de migración postnupcial (dirección África) y en un solo observatorio, se observaron más 60.000 halcones abejeros y cerca de 20.000 águilas calzadas, entre otras aves (datos del Programa Migres).

Las aves migratorias eligen siempre, por término general, las mismas rutas a la hora de encararse hacia África. Estas rutas están condicionadas por la orografía local, los vientos dominantes y otros aspectos que, debido a su previsibilidad, nos permiten estar en el lugar adecuado y en el momento preciso para disfrutar del espectáculo de la fauna en acción. Sin embargo, y por desgracia, uno de los mejores lugares de Europa para estudiar el paso migratorio está amenazado, cómo no, por los adoradores del ladrillo y las pelotas de golf: la sierra del Algarrobo, pasillo natural de rapaces y cigüeñas en sus viajes de ida y vuelta a África y lugar donde está enclavado uno de los observatorios de aves más importantes del Estrecho de Gibraltar, ve planear sobre sus laderas una macrourbanización con campo de golf apoyada por el Ayuntamiento de Algeciras. El combativo Colectivo Ornitológico Cigüeña Negra está pidiendo firmas para reclamar la protección del Algarrobo y asegurar que las aves migratorias puedan seguir utilizando estas sierras como ruta segura en su largo viaje. Aparte de reprender a los ediles algecireños por su cortedad de miras y su escasa sensibilidad ambiental, no podemos sino apoyar a las gentes del COCN desde nuestra modesto rincón.

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FOTO: COCN/Teo Todorov

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