Al linzón, oruga, rabeniza o ravenissa (Diplotaxis erucoides) se le considera una mala hierba, o lo que es lo mismo pero dicho de otra manera y con otras lentes puestas, una heroína que lucha desde la base contra la erosión. Cualquier terraplén yesoso, cualquier borde de un camino junto a un campo baldío pueden ser el hogar ideal de esta planta, que se aferra a la tierra con denuedo. Cuando los vecinos de mi pueblo se dedican a abandonar los campos que antaño cultivaron para que se conviertan en futuras cosechas de un especulador urbanístico, el linzón sigue floreciendo, otoño tras otoño, primavera tras primavera, regalando sus semillas al pajarerío rural, cada vez más castigado por nuestra indiferencia.
La foto está tomada hace un mes, en un pueblecito de L'Ampordà.
La foto está tomada hace un mes, en un pueblecito de L'Ampordà.
Comentarios
Feliz año igualmente. A decrecer!
Entro por primera vez en tu blog y seguro que me voy a hacer asiduo. Saludos naturalistas.
muchas gracias por tu seguimiento y por tu comentario. Yo he aprovechado y he fisgoneado en tu blog, que me parece muy atractivo. También he curioseado en los enlaces de tu curro... vaya cosas chulas hacéis!
Un saludo.