La flor del Viernes Santo


Sin ponernos la coroza ni darnos en la espalda con un latiguillo de tres colas nos vamos de Semana Santa. Y lo hacemos con esta pequeña maravilla que en Catalunya llaman Buixol, Rosella de Bosc o Flor de divendres Sant y que en castellano recibe nombres como Anémona de los Bosques o Ranúnculo blanco. Su nombre científico no es menos evocador: Anemone nemorosa, es decir, por una parte el griego anemonos (viento) y por otra un derivado del latín nemos (bosque); la denominación hace clara referencia, como no podía ser de otra manera, tanto a la forma de dispersión de semillas del género como al hábitat de la especie… (Y uno se pregunta ¿y por qué Linneo, que tan fino hiló con la Anémona de los Bosques le hizo esa trastada –seamos finos- al Arrendajo poniéndole el nombre científico de Garrulus glandarius?).

Las flores de la foto tapizaban la semana pasada el hayedo aún sin hojas de Santa Fe del Montseny, lugar que afortunadamente frecuento por motivos laborales. Se trata de una planta herbácea de no más de quince centímetros de altura que puede llegar a tapizar buenas superficies de bosque, generalmente aquél que se desarrolla en suelos silíceos y cuyas especies principales son robles albares o hayas, como es, precisamente, el caso de una parte no pequeña del Montseny. Para este naturalista discreto poco avezado en flora eurosiberiana –gracias señor Molina!-, el hallazgo de esta flor (por lo demás muy común en el todo el tercio norte) bajo la llovizna de una gélida mañana primaveral fue todo un pequeño gran descubrimiento.

Por cierto, y para los amigos y amigas de Castellón, que supongo ya lo sabrán: el punto más meridional de distribución de esta especie es el Penyagolosa (qué no tiene esa montaña gloriosa, señores).

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