Este señor bicho lo conoce todo el mundo -sale hasta en el escudo de la perversa CIA- y nos sorprendió a mi hermano y a mí en Minnesota cuando íbamos de camino a The Raptor Center, un hospital veterinario especializado en rapaces que depende de la Universidad de aquella ciudad estadounidense. El ave estaba posada sobre un árbol, a unos 25 metros del suelo y sí, es tan grande como parece. Soportaba estoicamente una nevada con viento racheado y se dejó fotografiar sin mostrar gran interés por aquellos seres que, desde abajo, la miraban con un café en vaso de porexpán en la mano y la boca abierta.
Este señor bicho lo conoce todo el mundo -sale hasta en el escudo de la perversa CIA- y nos sorprendió a mi hermano y a mí en Minnesota cuando íbamos de camino a The Raptor Center, un hospital veterinario especializado en rapaces que depende de la Universidad de aquella ciudad estadounidense. El ave estaba posada sobre un árbol, a unos 25 metros del suelo y sí, es tan grande como parece. Soportaba estoicamente una nevada con viento racheado y se dejó fotografiar sin mostrar gran interés por aquellos seres que, desde abajo, la miraban con un café en vaso de porexpán en la mano y la boca abierta.
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