La delicada arquitectura vegetal de la Cimbalaria, también llamada Picardía, Palomilla de muro o Velo de la Virgen (Cymbalaria muralis) muestra desde hace poco más de un mes una bella y diminuta floración a la que todavía no hemos podido ver acercarse ningún polinizador. Esta hierba rastrera, que en casa brota con facilidad en las grietas más bajas de las paredes del patio, tiene la facultad de que el tallo floral, si bien en un primer mometo busca la luz del sol, cuando la planta ya está fertilizada busca las zonas de sombra, es decir, la grieta de la que salió, para que las nuevas semillas tengan más oportunidades de germinar.
Según Margarita Parés i Rifà, autora de la Guia de natura de Barcelona, la Cimbalaria fue introducida en la Península hace siglos como planta ornamental, teniéndose constancia de su uso en jardines alemanes durante el siglo XVI. Lo cierto es que su pequeño tamaño (apenas levanta cinco centímetros del suelo), su tolerancia a la sombra y su evidente belleza la harían ideal como planta de interior.
Nosotros, por ahora, dejamos que se desmelene por los muros de la casa.
Comentarios
Saludos.
Gracias Jorge por tu link y ánimo en tu formación autodidacta. Tampoco te creas que en Europa, o al menos en España, los naturalistas nos dedicamos profesionalmente a la naturaleza, la mayoría de los que conozco trabajan en las ocupaciones más dispares (desde albañil a profe de idiomas, pasando por enfermeras, camioneros...). Eso sí, de vez en cuando suena la campana!
Salutacions Emili